martes, 5 de noviembre de 2019

¡Que vuelven los debates electorales!: las patochadas are coming

Ya están aquí otras elecciones
Los debates electorales se han vuelto el hit postcomicios desde que hace unos 25 años dos políticos de bloques opuestos dieran el pistoletazo de salida a esta modalidad que hoy día es una constante: Felipe González, como representante del PSOE, y José María Aznar como cabeza del PP.

Este hito de nuestra historia actual tuvo lugar un 24 de Mayo de 1993, cuando nos pusimos frente al televisor en masa para presenciar el primer debate televisado. En la actualidad, copan parrillas televisas como si de series se ciencia ficción se tratasen mientras cinco señores hablan de temitas.

La táctica del ataque feroz al presidente del gobierno de turno ya se hacía desde este momento histórico evidentemente, lo que ha cambiado ahora es la forma de atacar. Y para muestra el adoquín de Ribera.

Hemos pasado de dos rivales claros cara a cara, a cinco individuos que basan su estrategia en la técnica que todos empleábamos cuando apenas éramos unos críos: el “y tú más”. Todos saben que tienen algo en su historial por lo que pueden ser reprochados, pero de ingenio parece ser que andan justitos.

Una de las diferencias más marcadas es la distinción entre la izquierda y la derecha. En la España del bipartidismo, la decisión de qué papeleta meter en la urna era, por simplificarlo muchísimo, a un 50%.

Hoy en día, ese bipartidismo que parecía haberse aferrado en nosotros, ciudadanos, como Sánchez a la Moncloa, ha quedado fragmentado hasta el punto de que no somos capaces de identificar a los partidos políticos de peso en nuestro país con un color o tendencia política.

Vuelven los debates electorales y con ellos nuevas elecciones, porque los que dicen velar por los intereses ciudadanos se han dedicado durante meses a demostrar quien la tiene más larga – y buen ejemplo de ellos es el debate del 4N donde todos los representantes de los partidos son hombres – en vez de sentarte y ceder para evitar esta situación.

Si pusieran el mismo empeño en pactar y en hacer su trabajo que en pensar en las tonterías que se acabarán convirtiendo en carne de meme durante las campañas electorales, seríamos la primera potencia mundial, no me cabe lugar a duda. Sin hacer distinciones por cargos o ideales políticos.
Las caras visibles del fracaso político
No obstante, las peleillas personales entre los líderes de los distintos partidos frenan el desarrollo de nuestro país. Más de 6 meses de bloqueo político, más de 190 días sin gobierno. Vamos a la deriva, vivimos momentos convulsos, hasta el punto de que tenemos pavor a enfermar por si perdemos el trabajo que no nos permite ni llegar a fin de mes.

Rompiendo récords que solo dan vergüenza y hastío, dejándonos sin los presupuestos necesarios para planificar las partidas de sanidad, educación, dependencia, pensiones y un largo etcétera de indignación. Ahora bien, sus sueldos, sus dietas, sus coches oficiales, intactos mientras nos comentan que son tiempos difíciles para todos.

Así que, sin tener yo derecho alguno a pediros nada a aquellos que dedicáis un tiempo a leer mis enfados, os insto a ir a votar el próximo 10 de noviembre y en todos los comicios que estén por venir, que apunta la cosa a que esto todavía no ha hecho más que empezar.

Y no os pido esto por el beneficio de los políticos, nada más lejos de la realidad, sino porque me consta que nosotros como ciudadanos vamos a hacer nuestro trabajo como nos corresponde, que no es otro que votar y aprovechar un derecho básico que tanto nos ha costado alcanzar a los que conformamos la clase media. ¡A las urnas camaradas!


PD: Por si todavía no tenéis muy claro la diferencia entre voto nulo, voto en blanco y abstención, echar un vistazo a este enlace.

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