Mi
nombre es Marta Lara y me siento llena de ira, frustrada, cabreada, incendiada,
y un largo etcétera de adjetivos que se os ocurran en esta línea de asco y repulsión. Y la mejor manera para
expresar estos sentimientos es mediante la escritura, así que ahí va esto.
Como
mujer, hija, novia, hermana, nieta, sobrina... siento el más profundo de los
ascos cuando leo noticias como las de la joven zamorana que murió persiguiendo
sus sueños de ejercer como profesora en manos de un despojo humano. Me
refiero al vil asesinato de Laura Luelmo. Y lo más triste de todo es que este
es solo un caso más de la lista de mujeres que son asesinadas por auténticos
monstruos año a año, mes a mes, día día, una lista que, a día de hoy, parece no tener fin.
¿Quiénes se creen esas bestias para decidir el destino de una mujer? ¿Con qué
derecho nos infunden miedo y nos consideran débiles? ¿Por qué tenemos que demostrar constantemente que merecemos las mismas oportunidades que los hombres? ¿Dónde está la justicia
cuándo se la necesita? Porque no sé vosotras chicas, pero yo como mujer me
siento totalmente desprotegida. Una vez más la justicia nos ha fallado a todas.
Y llegado a este punto la pregunta es obligada: ¿Cuántas
mujeres más han de morir para buscar una solución radical a este
problema crónico que venimos arrastrando desde que el mundo es mundo? Como he
leído por redes sociales "nos enseñan a no ir solas por sitios oscuros en
vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ESE es el verdadero
problema".
Todo
esto se puedo resumir en un concepto: machismo, y hay un millón de ejemplos
como este. Culpar a las propias mujeres por haber sido violadas es lo más bajo
y ruin que hacen estos seres - por llamarlos de alguna manera -, no dejar que
las mujeres intenten recuperar la normalidad después de un hecho tan deleznable
es lo más miserable que pueden hacer estos cabrones, pretender que una mujer no
pueda vestir como quiera por miedo a ser violada, o en el mejor de los casos juzgada, es lo más triste y retrógrado
a lo que tenemos que enfrentarnos por el simple hecho de ser mujer.
Las
mujeres somos personas; el otro 50% que conforma la población; sin nosotras
tampoco existiría la vida pero no somos úteros con patas, y ¿qué recibimos a cambio? Desigualdad, salarios más
bajos, que nos pongan mil trabas para acceder a puestos de responsabilidad, que
se nos juzgue por nuestro cuerpo, que nos llamen zorras si no buscamos una
relación estable, que se nos cosifique, que nos recuerden una y otra
vez que se nos pasa el arroz, que nos violen y tiren nuestro cuerpo en medio de un descampado.
Mujeres del mundo os digo que solo unidas podemos vencer a estos monstruos, que solo juntas pondremos fin al miedo, que solo siendo una, ni una mujer más llenara la lista de fallecidas a manos de bestias.