Rebajas, gangas, oportunidad, chollo, descuento, "vendo barato,
barato"... términos que vienen a decir lo mismo pero que en realidad nos
hacen entrar en una espiral de gasto y desenfreno del que pocos somos capaces
de escapar.
Rebajas y descuentos varios |
Hay
quien reza para poder torear la tan temida cuesta de enero, pero se lanza en
forma de flecha a la primera ganga que le es puesta en los morros. Y la razón
última de este comportamiento inconsciente es que somos seres impulsivos por
naturaleza, no analizamos lo que tenemos en frente. Con sólo plantarnos un
cartel que ponga "al 50% de descuento" queremos tener ese aparato de
gimnasia pasiva pero por una muy buena y sesuda razón: cumplir nuestro
propósito de año nuevo de hacer ejercicio.
Y
sólo hay que analizar el bombardeo publicitario al que somos sometidos en plena
cuesta de enero precisamente para, por lo menos, intentar poner en marcha
ese plan faraónico para 2019 que suele quedar en papel mojado: spots publicitarios
con ofertas maravillosas para apuntarse al gimnasio, productos para dejar de
fumar sin apenas esfuerzo alguno, mil maneras de aprender inglés y cómo
abandonarlo antes de que empiece febrero, comida para la nueva dieta que nos
surgen después del último atracón navideño, etcétera.
Consumismo |
Pero
esto no es todo ni mucho menos. Lo mejor está ya en cualquier parte en la que
se pueda anunciar algo, desde la televisión hasta las marquesinas de los
autobuses, porque ya están aquí las temidas rebajas de enero en las grandes superficies, según las cuales prácticamente nos regalan la ropa o la tecnología que nos ofrecen. Y, ¡ oh que
casualidad! que arrancan justo cuando termina el período en el que hasta el
menos detallista se lanza a hacer un regalo. Que ya hay que ser cabroncetes.
Hasta tal punto se nos va de las manos que la gran mayoría de gangas "súper rebajadas" que logramos cazar solo responden al principio de "comprar por comprar", o peor aún, me voy a dar de ostias por coger esas bragas y no me importa si me tengo que llevar a una vieja por delante, por poner un ejemplo tonto.
Nos
volvemos seres irracionables, que se mueven por una especie de impulso
incontrolable y animal, que nos deja fuera de nosotros mismos. Pero que conste
que la culpa no es solo nuestra, también tienen gran parte las grandes
superficies que quieren exprimir hasta el último aliento y ahorro que tengamos
y que se saben todas las triquiñuelas para hacernos picar.
Así
que un consejo simple: mucho cuidado con aquello que nos venden como una
oportunidad única de rebajas, ya que según Rubén Sánchez (portavoz de FACUA -
Consumidores en Acción), en torno a un 86% de consumidores ha detectado rebajas
falsas, según datos de una encuesta
realizada por esta asociación. Además, en una entrevista en el
programa de La Mañana de la 1 sobre el período de rebajas de
2018, Rubén Sanchéz declaró lo siguiente: "Hay demasiadas
manipulaciones de etiquetados, demasiados productos que hoy cuestan 50 euros y
hace dos semanas también costaban 50 euros; pero hoy se inventa que tienen una
bajada de precio".
En
definitiva, no os estoy diciendo que no os compréis nada en rebajas, todo lo
contrario. Es momento para aprovechar, pero siempre con cabeza y cosas que
necesitemos de verdad. Comprar de forma compulsiva no aporta nada vital a
nuestro día a día, es otra forma de tenernos entretenidos y de sacarnos los
cuartos.